lunes, 13 de septiembre de 2010

Luz y Oscuridad...


Oscuridad. Oscuridad incesante. Y más oscuridad. No sabía si aquello era un sueño, si había muerto o si aquello que presenciaba era la realidad. Lo único que entendía en ese laberinto de pensamientos era que lo único que la rodeaba en ese momento efímero infinito era oscuridad. Oscuridad creciente, oscuridad incesante, pero oscuridad al fin. La misma oscuridad en que los humanos nos vemos envueltos cuando llegamos al mundo y cuando nos vamos de él.
De repente luz. Luz brillante, luz cegadora, luz blanca que desvanece la oscuridad. La misma oscuridad en que los humanos nos vemos envueltos cuando llegamos al mundo y cuando nos vamos de él. Luz que solo entre esos dos momentos podemos ver. Porque solo en ese trayecto los humanos podemos buscar la verdadera luz.

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