miércoles, 24 de marzo de 2010

Señora Justicia...

Escribí este poema hace mucho, pero mis sentimientos al respecto no han cambiado. Algunos lo entenderán, otros no, otros discreparán con mis ideas, pero no me importa, lo único que me importa es nunca olvidarme de este dolor y esta angustia, dolor que sí, quizás nunca viví y del cuál podría desentederme, como hacen muchos, pero no, no puedo, porque en el fondo de mi corazón formo parte de este pueblo y por lo tanto soy parte de su espíritu y siento esa tristeza filosa y cortante que desgarra impiadosamente la conciencia y la emoción de tantas personas. Porque debemos recordar y aprender para la eternidad esta lección y este recuerdo que se nos transmite de generación en generación, este lamento que grita en medio del silencio, porque quién no tiene memoria, no tiene identidad, quién no aprende de sus errores, jamás podrá avanzar, quién niega su pasado y lo riñe con impetuosidad jamás tendrá futuro. Por eso, desde lo profundo de mis sentimientos, dedico este poema, que no es el mejor ni el peor, a todos aquellos que como yo, sienten este dolor punzante en el espíritu, pero siguen recordando, ese nudo en la garganta que nos impide hablar, pero que, a pesar de él, igual seguimos gritando y clamando por memoria, verdad y justicia.

Es un día gris rutinario, nada nuevo que contar
Quizás otro escritor borrado, el alma que ya no está
Seguro lo ataron a la negrura de sus pensamientos, los de ellos
Los de esos monstruos que lo tomaron de su herida y se lo llevaron lejos
En su carruaje verde oscuro del miedo
Aquello que nadie quiere decir

Es otro día de apenas un suspiro más
Otro minuto sumergido en lo profundo del silencio
Aquí estamos seguros, nunca nos encontrarán
Es la noche de los lápices perpetuada, criaturas de la sombra
Somos guerreros de ideales qué jamás verán el sol

Pero aún queda una voz
Que retumba como el tambor de mil ejércitos
Tal vez solo un simple susurro
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Pero aún queda un dolor para ajustar
Una palabra culminante por pronunciar
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Espero a la Señora Justicia

Es otra noche que rasga la piel del aire
Es otro mártir aguardando el minuto decisivo del sueño
Es otro reloj llorando por la ausencia de la señora justicia
Es otro ángel de pañuelo blanco persiguiendo los sueños robados
Los desaparecidos esperando surgir desde el año 1976

Es otra forma de las tantas que tomo Lucifer
La Biblia lo dice, ¿entonces por que calla el templo?
No suenan hoy las campanas de la vergüenza
Aliada a los opresores que aborrecen la idea individual
Marionetas de un sistema interno secreto sin igual
Que nos controla, nunca estaremos a salvo frente a la mundial mejor potencia
Tienen la llave de esa dulce estrella crucificada con clavos de demencia
Pero no lo puedo predicar yo, son secretos de sus tinieblas

Pero aún queda una voz
Que retumba como el tambor de mil ejércitos
Tal vez solo un simple susurro
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Pero aún queda un dolor para ajustar
Una palabra culminante por pronunciar
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Espero a la Señora Justicia

Imploramos ayuda sabiendo que nadie vendrá
Miramos por la ventana esperando que solo sea un mal sueño
Por más que busquemos no encontraremos la fortaleza
Si no miramos adentro de nuestro mundo de ideas
Sin esencia de nombre pues nos lo han quitado
Pero aún descansa en lo profundo, tómalo con la mano
No hay clases, no hay elegidos somos todos hermanos
Y descubrirás la marea de las lenguas furiosas dentro
Y encontrarás la ola de ira verbal en el centro

Porque aún queda una voz
Que retumba como el tambor de mil ejércitos
Tal vez solo un simple susurro
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Pero aún queda un dolor para ajustar
Una palabra culminante por pronunciar
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Esperando ahorrar y juntar fuerzas
Para llamar a la Señora Justicia
Espero a la Señora Justicia desde 1976
La espero
Espero…

domingo, 21 de marzo de 2010

La Revolución De Las Estrellas...

A través de las simetrías emergidas en la oscuridad
Un rayo de luz se esconde en torno a implacables tormentas
De él se desprenden líneas trazadas sin rigurosidad
Tal como los rasgos que conforman nuestros rostros
Tal como el universo cuya inmensidad nos escarmienta
A través de mares embravecidos y cumbres inalcanzables
En los sitios remotos donde el sol no reposa en su reinado
Se oculta el significado, el nacimiento y muerte de todas las cosas
Las causas que no entendemos y que condenamos en el pecado
La santidad de la naturaleza que surge siempre victoriosa
Invisible para ojos incautos, ciega a mentes irracionales

Porque todo es confuso, nosotros somos todo y todo es nosotros
El límite de lo prohibido no es más que hasta donde llega la vista
Y el verdadero dios se yergue, cerniéndose sobre infinitos ignotos
Reinos caóticos de la materia oscura y el triunfo de las partículas,
En un interminable movimiento, ilimitado y expansionista

Y en medio de esta tempestad mortal existe una sola verdad
El propósito de la existencia, el propósito de la conciencia
Que la única certeza que existe es aceptar nuestra libertad
El libre albedrío que nos constituye y es un instinto natural
Que somos todopoderosos más allá de cualquier otra divinidad

¡Oh, por el Paraíso perdido ya no nos lamentemos más!
Porque al final de la partida la experiencia forja la paz
La inocencia se ha perdido pero nace la luz del conocimiento
Y el árbol que nos muestra el bien y el mal nos regaló la voluntad
Será el dolor y la miseria lo que nos haga volver atrás
Más nunca generador de redención será el pecado original

Mentiroso es el que afirma que no existen las utopías
Porque un mundo perfecto es el camino de la sabiduría
La religión finalmente derrotada por la gloriosa filosofía
Y la igualdad sin privilegio de la ética su principal doctrina
El don de la naturaleza interpretado por la tecnología

Y el amor la única respuesta vigente a los misterios de la vida
El amor que es de donde todos venimos y hacia donde vamos
El amor, eterno bienestar, que es el edén que siempre ha estado
A lo largo de la historia cantado en epigramas, poemas y elegías
Será el poder atacante que en el porvenir de un luminoso día
Nos abrirá los ojos para acabar con la dominante injusticia
Para poder descubrir la verdadera identidad escondida
En nuestro ser que es maravilloso en todas sus facetas
Para admirar la inmensidad del universo y de las estrellas
Para que de los muchos mundos cuyos destinos corren paralelos,
Sus hijos ya nunca tengan que conocer el significado de la palabra guerra…

viernes, 5 de marzo de 2010

Dos Miradas...


Hoy ando un poco depresiva, el silencio me mata, es una carga tan pesada que me comprime el pecho y a la que no le encuentro explicación. Parece un laberinto sin final donde la vida y el regreso a la soledad se repite y se repite como los aljibes y cuartos de Asterión en su casa de Creta. Es tan insólito como rídiculo pensar que un dolor y angustia así me lo cause un insignificante amor no correspondido. Pero es un amor al fin y la vida es la vida, es un sentimiento instintivo del que no tengo totalmente el control y por más que trate de rechazar ese profundo secreto, no puede evitarse. Traté de olvidarlo tantas veces que alcancé incluso las cumbres del hartazgo, traté de hacerme la indiferente tantas veces que la reina de las nieves quedó atrapada en su propio palacio de hielo. Me enfurecí tantas veces que mi mundo ya es ceniza y el fuego de la cólera de mi Ares interior ya no tiene que quemar. Y sin embargo, todavía, no puedo olvidarme. Es una tortura que regresa eternamente por más que trato de escaparme de ella. Como expresa la famosa frase "Puedes correr, pero no esconderte", así sufro yo el amor y no sé hasta que punto y hasta cuándo voy a poder seguir huyendo. Tengo la confesión en la punta de la lengua, y sin embargo las palabras se niegan a salir de mi boca, como si se negaran a salir del calor de su hogar hacia un mundo duro y peligroso, y creo que en parte las palabras y yo coincidimos, porque así me siento yo también.
Tengo en la mente las imágenes, las situaciones, las expresiones, los diálogos, todas grabadas a fuego en mi cabeza confusa. Los recuerdos son las pinzas calientes que moldean, penetran y lastiman la materia etérea de color gris, la conciencia. Puedo volver a aquellas circunstancias cuando yo quiero, y tengo la desgracia de decir que lo hago frecuentemente. La desgracia porque me causa placer y dolor al mismo tiempo, y sigo regresando como si me agradara este placer culpable, este masoquismo fulminante. Puedo vivir de vuelta en carne viva aquellos momentos, esas miradas intercambiadas intensamente, transportadas a una cuarta dimensión fuera del tiempo y el espacio, en un universo de misterio, sensualidad, amor y secretos bien guardados, conversaciones que se mantienen sin palabras, gestos que se comunican sin abrir la boca, sentimientos encontrados, entendimiento recíproco a la perfección; puedo volver a oír emerger de su boca tentadora aquellos comentarios tan dulces como sagaces, tan inocentes y delicados como astutos y maliciosos. Quién iba a imaginarse que un "Bailás muy bien" o un "Qué lindo perfume" o un " Qué hermoso que dibujás" pudiera después causarme tanto mal, nadie se lo imaginaría en el momento, tan lleno de satisfacción. Pero, al fin y al cabo, todo es solo una ilusión. Después de todo, ¿de qué sirve poder volver a estar presente en recuerdos que ya no tienen ningún futuro?¿Para qué retornar infinitas veces a un bello destello de luz fugaz llamado felicidad, sabiendo que ya se ha alejado millones de kilómetros a velocidades inalcanzables? No sirve, ni jamás servirá. Únicamente para que la enfermedad crezca un poco más, contaminándome con este virus cruel, sanguinario y devorador de almas; solo para que el aguijón repleto de ponzoña siga inyectándose con más profundidad. Lo perdí, lo he perdido millones de veces y aún así todavía lo pierdo. Y cada vez que vuelvo a hacerlo, muero una y otra vez. La realidad me asesina y me ha asesinado miles de veces, infinitas, tantas que además de perderlo a él, ya he perdido la cuenta también. Sé que él me mira, pero ya no me ve, sé que él me escucha, pero mis palabras resuenan inaudibles en el silencio, inentendibles, como Eco gritándole desesperadamente a Narciso, en un intento vano de salvarlo y de salvarse a sí misma de la soledad y el dolor que preveía que estaba por sufrir, de su soledad y su dolor que la había lastimado durante tanto tiempo, por salvarse de su eterno castigo en el silencio, condenada a repetir para siempre las palabras y las frases de los demás, condenada a estar influida por las actitudes de terceros interviniendo en sus propias palabras y por las opiniones ajenas entrometidas en su alma y en su espíritu por el resto de sus días. Me he sentido como Eco tantas veces. Yo soy Eco. Soy Eco y soy el eco de una palabra que retumba en mi interior desapaciguada, salvaje, gritando y luchando por emerger con cólera y ferocidad temible: "Te quiero".
Y esa es mi historia, así estoy el día de hoy, o acaso el día de ayer o el de mañana. Lo he estado una vez, lo he estado innumerables veces. Soy "El Amenazado" de Borges en forma de mujer: "El nombre de un hombre me delata, me duele un hombre en todo el cuerpo". Es increíble pensar a que nivel esas palabras finales me marcaron. Me parece inconcebible haber vivido este florecer de sensaciones y este mar de emociones emergiendo como fuentes del Edén, experimentar una sensación tan infantil. Pero lo viví, y después de todo muchos me han dicho que soy un adulto atrapado en el cuerpo de un niño. Confieso que muchísimas veces he llegado a creérmelo. ¿No será que los niños somos adultos atrapados y los adultos, niños prisioneros? Quién sabe. Ya no sé que pensar del mundo, estoy tan confundida, es un misterio para mí, todo hecho de la realidad tan insignificante como parezca, representa un misterio y es un hecho que los humanos tenemos que aprender a aceptarlo. No en vano decía Keats, sabio como pocos, asombrosamente a los veinte años en su Teoría de la Capacidad Negativa: "Es cuando el hombre es capaz de estar en incertidumbres, misterios, dudas sin llegar a ser irritable después del hecho y la razón." Y por eso, para mí, el amor es un misterio que debo aprender a aceptar sin buscarle explicación y a dejar ir cuando el tiempo está hecho y cumplido. Tantas personas me han dicho "Olvidáte, dejálo ir, no pudo ser" o "Él nunca sintió realmente nada por vos, todo estaba en tu cabeza" y entonces ¿por qué no puedo olvidarme?¿por qué me cuesta tanto llevar a cabo algo tan sencillo como dejarlo ir?¿por qué tras cinco años de intentarlo no puedo hacerlo?. Pero de todas formas debo seguir intentando, debo dejar entrar en mí ese misterio, esa duda, esa incertidumbre para poder llegar a ellas y poder aceptarlas.
Y mientras continuo intentándolo sin rendirme, dejo un poema que encontré y que me ha fascinado, pues expresa a la perfección la pregunta en mi interior y los sentimientos revueltos de mi mente, así que no explicaré más nada, porque el poema en sí lo dice todo. Se llama "Dos Miradas", qué coincidencia. Y mientras tanto aguardo como un poeta que espera sigilosamente en el medio de la noche, como un caminante que avanza perdido por caminos inexplorados y enigmáticos. Aguardo el camino de mi vida, que podrá llevarme al lugar correcto, o al menos, tengo la esperanza de que tal vez, en alguna momento, pueda llevarme de la mano, apaciblemente, por los serenos caminos del olvido.

Dos miradas

Dos miradas que se cruzan en silencio,
Solamente son eso, dos miradas.
Pero cuando esas miradas son las nuestras,
Dicen más, mucho más que mil palabras.
Porque gritan en silencio lo que callan,
Nuestras voces, prisioneras, desdichadas.
Que no tienen libertad de murmurar,
Ni siquiera lo que atormenta el alma.
Ese nombre que pronuncia el corazón
En su loco palpitar, raudo, sin calma.

Dos miradas que se cruzan en silencio,
Nunca son solamente dos miradas.
Porque el brillo de esos ojos son reflejo
De una loca pasión encarcelada.
El silencio que se imponen es terrible,
Las razones del silencio, desdichadas.
Dos caminos paralelos sin remedio.
Una abismal distancia muy cercana.
Ambos rumbos son unidos solamente
Por un puente que forman dos miradas.